lunes, 27 de mayo de 2013

Actividades

Texto N°1: Distintos Tipos de Conocimientos

Actividades

 1.  De que tipos de conocimientos habla el texto.
 2. Caracterice cada uno de los conocimientos mencionados.



Texto N°2: El Problema Gnoseologico.


Actividades

 1.  ¿Por qué se planteo el problema gnoseológico?
 2.  ¿Cómo fue planteado el problema gnoseológico en la edad media? 
 3.¿Qué se planteo Kant, en relación al problema del conocimiento?



Texto N°3: El Conocimiento Común

Actividades

1. Describir cada una de las características del conocimiento común
2. Dar al menos 3 ejemplos similares al del texto
3. A partir de lo leído dar una definición personal de este tipo de conocimiento.


Texto N°4:  El Conocimiento Científico.

Actividades

1. describir cada una de las características del conocimiento científico.
2. Elaborar una definición personal del mismo
3. realizar un cuadro comparativo entre las características del conocimiento común y las características del conocimiento científico



Texto N°5:  La Epistemologia.

1. ¿Que estudian los epistemólogos?
2. ¿Cuál es el campo de estudio de la epistemología? 
3. Desarrollar ampliamente cada uno de los contextos que pueden estudiarse las ciencias. 


Texto N°6: La Clasificación de las Ciencias


1. ¿Cómo se clasifico a la ciencia en la antigüedad?
2. ¿Cuáles son los criterios por las que se las clasifico?
3. Realizar un cuadro conceptual de las ciencias fácticas  y las ciencias formales.




lunes, 8 de abril de 2013

Bienvenidos

Bienvenidos al Blog de Introducción al Conocimiento Científico



En este espacio encontraran los textos obligatorios de la materia

TEXTOS DE LA MATERIA


TEXTO N°1


Tipos de Conocimientos

   Los seres humanos para vivir tenemos que satisfacer una serie de necesidades: alimentación, comunicación, vestimenta, cobijo, ente otras. Así a medida que resolvemos problemas en la vida cotidiana aprendemos sobre variados y numerosos temas.  Probablemente nadie se plantea cómo enseñar a otro a subir una escalera o cómo tomar algún objeto. Los conocimientos acerca de estas prácticas son producidos a partir de nuestra experiencia de vida, y quizás las “enseñanzas” recibidas solo hayan consistido en orientaciones verbales o en actos de imitación, prácticas que hemos observado en otros adultos. Ese cúmulo de conocimientos producto de la resolución de problemas cotidianos y espontáneamente generados es lo que denominamos conocimiento vulgar, del cual todos somos poseedores y productores. Aunque cabe destacar que “…se trata de un saber socialmente determinado; se lo comparte en tanto se forma parte de una comunidad dada y por el solo hecho de pertenecer a ella. Por lo mismo que es espontáneo, está dominado por la sociedad respectiva y por las pautas que en ella rigen; nuestro saber vulgar es así diferente del que es propio de los naturales del Congo o del que tuvieron los hombres de la Edad Media.”
   Pero ante fenómenos imprevisibles y/o inexplicables, los seres humanos apelamos a fuerzas de otro orden, sobrenaturales, para darles un sentido. Las consideraciones acerca de la muerte constituyen un buen ejemplo para comprender cómo se desarrollaron los conocimientos mágico-religiosos. Así surgen por ejemplo, las explicaciones para enfrentar la muerte. Las ideas de los hombres primitivos habrán sido muy diferentes a lo que nos planteamos en el siglo XXI, han pasado miles de años y se han acumulado múltiples conocimientos por ello tenemos diversas explicaciones acerca de por qué se produce la muerte.
   En los mitos de creación de algunas sociedades también nos encontramos con seres sobrenaturales que representan a diversas fuerzas, personajes con poderes especiales como el dios de la lluvia, la diosa de la fecundidad que permitieron a los grupos humanos responderse preguntas claves para su supervivencia como ¿por qué llueve en determinadas épocas?, ¿cómo se gesta un niño? entre otras. Estos conocimientos generados a partir de la incertidumbre y el temor tienen un fuerte componente emocional agregado al racional.
   La magia consiste entonces en saberes, creencias y prácticas compartidas nacidas de la necesidad de actuar sobre fuerzas indescifrables e impersonales, inherentes a la naturaleza o a algunas personas. Se intenta manipular estas fuerzas o captarlas para servirse de ellas”.
   Y se denomina religión a la “actividad social que pone de relieve la existencia conjunta de creencias – en lo sobrenatural, en potencias trascendentes, en una divinidad única en un conjunto de divinidades- y de actos – de prácticas rituales- que pretenden establecer relaciones específicas entre los hombres y los seres o poderes extrahumanos, estando estos actos basados en las creencias y formando con ellas un sistema al que se refiere un conocimiento ordinario ampliamente compartido.
   Los hombres generan conocimientos mágico-religiosos como fantasías creativas ante la impotencia de dominar la naturaleza y/o las relaciones con otros hombres en vez del fatalismo o la fuga; crean e inventan, argumentos para aceptar o tolerar su realidad.
   El pensamiento filosófico surge como respuesta a interrogantes existenciales ¿cómo se creó el mundo? ¿existen cosas u objetos fuera de nuestro pensamiento?. Especula sobre temas de este orden, genera interpretaciones acerca de los problemas, y amplía las perspectivas de análisis: “a todos algún día nos pasa una cosa que nos convierte en filósofos: la muerte de una persona amada, el fracaso de un proyecto profesional, la derrota de una esperanza política. Al que le va todo bien, no ha terminado de ponerse a pensar nunca, porque no le hace falta: las cosas van sobre ruedas y no piensa. Pensamos cuando de pronto algo no funciona, cuando algo nos despierta”. En este sentido la filosofía es la herramienta que nos permite cuestionarnos, reflexionar sobre nuestras prácticas.




TEXTO N°2

El Problema Gnoseológico 





   El ser humano, gracias al poder abstractivo de su inteligencia, puede llegar a conocer muchas cosas, muchas más de las que puede llegar a conocer un animal irracional; porque este solo tiene conocimientos sensitivos. El hombre, por el contrario, tiene conocimientos sensitivos y supra sensitivos: por sus sentidos conoce las cualidades sensibles de los cuerpos; por su inteligencia abstrae, universaliza, reflexiona, compara, investiga las razones de las cosas, las causas próximas y remotas. 

   Pero hay otra diferencia entre el hombre y el animal irracional: este jamás reflexiona acerca de sus conocimientos. En cambio el hombre, sobre todo el hombre culto, más de una vez se hace estas o parecidas reflexiones: ¿Qué es lo que conocemos, la realidad o una sombra de la realidad? ¿Qué es nuestro conocer humano? ¿En que se funda nuestro conocimiento intelectual? ¿Cuál es su origen? 

   No son reflexiones que deriven de una duda real. Nada de eso, la certeza natural o espontanea, que es patrimonio de todos los hombres es anterior a toda reflexión. Cualquier ser humano, interrogado sobre su existencia, contestara que está seguro de que existe. Pero esa certeza, común a todo ser racional normal, no es reflexiva, no es filosófica. Estamos seguros de muchas de las afirmaciones que hacemos; pero cuando la lucha por la vida cotidiana nos deja un claro de luz para pensar, anhelamos saber cuáles son los fundamentos de nuestra certeza, que valor objetivo tiene la certeza de nuestros conocimientos. Pensamos, reflexionamos, razonamos; pero queremos saber qué valor tiene el instrumento con el cual pensamos, reflexionamos y razonamos. Con otras palabras: queremos saber cuál es la capacidad de la inteligencia humana para conocer la verdad. 

   Este es el problema gnoseológico, que se trata en la teoría del conocimiento o gnoseología (gnosis: conocimiento). Los filósofos escolásticos ubican el problema gnoseológico en la denominada “lógica mayor” o “criterología” (porque su objeto era hacer una crítica científica del conocimiento humano). Muchos autores modernos incluyen este problema dentro de la metafísica. 

   El problema gnoseológico no es nuevo. Ya San Agustín, el autor de las “confesiones” cuyo agudo ingenio no ha podido superar nadie, escribía en su “dialogo contra los académicos”: “discutamos entre nosotros, con la mayor sagacidad que podamos, a ver si es posible encontrar la verdad”. Los escolásticos de la edad media insinuaron alguna que otra vez el candente problema, por ejemplo Duns Escoto, pero nunca lo trataron formalmente, como en la actualidad se plantea. En Santo tomas de Aquino, eximio corifeo de la escolástica, no se encuentra ninguna exposición sistemática de la teoría del conocimiento, pero en sus obras, sobre todo en sus dos Sumas, la teológica y la filosófica, hay material más que suficiente para resolver el problema del conocimiento humano. 

   El problema como tal surge en la Filosofía Moderna. Kant, pese a su equivocada posición idealista, lo propuso vigorosamente en su “Critica de la Razón Pura”, cuando planteo la cuestión de la posibilidad de la metafísica como ciencia verdadera, es decir, cuando se pregunto si era posible que nuestro entendimiento fuese mas allá de los límites de la experiencia y se elevase hasta el conocimiento de lo suprasensible. 

   Si consideramos históricamente el problema, podemos afirmar que la actitud de desconfianza de muchos filósofos y científicos respecto de la inteligencia humana, fue la que dio gran impulso al interrogante gnoseológico. Los herederos de la filosofía escolástica quizá no hubieran orientado con tanta fuerza sus investigaciones hacia el campo de la legitimidad del conocimiento, si no hubieran advertido que sus posiciones multiseculares eran atacadas por el idealismo, por el positivismo y por todas las formas de escepticismo.


Salk:- Usted es muy modesto. 

Leloir: - No es cierto. No puedo hablar de otra cosa, porque no sé. Soy apenas un especialista en un pequeño campo de la química biológica. Yo no puedo hablar con certeza sobre política. Si puedo dar mi opinión, sobre ese tema. Puedo decir que este gobernante me parece mejor que aquel otro. Pero no pretendo emitir ningún conocimiento científico sobre ese tema porque no estoy capacitado para hacerlo. 

Público: - ¿Cuál es su opinión, Doctor Salk? 

Salk: - Creo que el doctor Leloir está haciendo una distinción muy importante. Se trata de la diferencia que debemos hacer entre, sabiduría, conocimiento y opinión. Yo creo que Leloir se refiere a la ciencia como “conocimiento”, lo cual revela su sabiduría. Los hombres hemos confundido la sabiduría con el conocimiento. Actualmente creemos que el conocimiento constituye la sabiduría. Pero nos equivocamos. El conocimiento es solo una parte de la sabiduría.




TEXTO N° 3

El Conocimiento Comun





   Suena el despertador. El reloj marca las 7 de la mañana. Juan se despierta. Sabe que esa hora indica determinada posición de la Tierra con respecto al Sol. Para él, es la señal de que ha comenzado una nueva jornada. Tiene que prepararse para ir al colegio. Se lava los dientes. Sabe que ese lavado lo protege de posibles caries. Su madre le prepara el desayuno. Juan se sirve una taza de café con leche. Sabe que el café lo despabila. Se despide de su madre y sale a la calle rumbo a la parada del colectivo. Juan conoce el camino que recorre el colectivo hasta llegar al colegio y el tiempo aproximado que tarda en realizarlo. Es que desde hace ya tres años realiza el mismo viaje todos los días. Mientras viaja, trata de recordar la clase especial de Geografía que preparó para presentar en la tercera hora. Juan lleva en el bolsillo de su campera una manzana. Siempre lleva una fruta para comer a media mañana. Juan sabe que la fruta es un buen alimento para su organismo. A la salida del colegio, se despide de sus amigos. Esta muy conforme con la clase que dio aunque le hubiera gustado sacarse una nota más alta. El ocho que obtuvo no le alcanza aun para aprobar el trimestre. Cruza la calle y pasa cerca de un camión que despide un denso humo negro por el caño de escape. Juan no entiende porque se permite la circulación de esos camiones. Sabe que contaminan el ambiente y que la contaminación es la causa dela destrucción de la capa de ozono. 

   Mientras se dirige a la parada del colectivo piensa que ya falta poco para la llegada del invierno. “Este año esta pasando muy rápido” se dice a si mismo. Juan sabe que un año equivale a 365 días y que su cumpleaños es el 15 de septiembre. Sabe incluso que el año es el tiempo que tarda la Tierra en dar una vuelta completa alrededor del Sol. Llega a su casa y enciende el televisor. Sintoniza un canal de cable en el que están transmitiendo un partido de futbol. Los jugadores de uno de los equipos llevan un brazalete de color negro. Juan sabe que esos brazaletes indican que alguien del club ha fallecido pues el color negro es señal de duelo. Hace zapping. En otro canal informan que hubo un atentado terrorista en Medio Oriente. Juan conoce que desde hace mucho tiempo existe un conflicto territorial en esa zona del planeta aunque es consciente de que no entiende bien cuáles son las causas del mismo. 

   En suma, Juan sabe muchas cosas. Algunas las ha oído, otras las ha leído, otras las ha estudiado, otras las ha conocido a través de la propia experiencia. ¿Cuáles son las características de este saber que Juan posee? 

   En primer lugar, su conocimiento es común, es decir, es un conocimiento que Juan comparte con la mayoría de las personas de la comunidad en la que vive. Por ejemplo, sabe que significa la posición de las agujas del reloj. 

   En segundo lugar, gran parte de estos conocimientos se obtienen de manera espontanea, o al menos, no son el producto de una investigación personal o de un estudio profundo sobre el tema. Juan sabe que lavarse los dientes previene contra las caries porque se lo dijeron sus padres y se lo repite el odontólogo, cada vez que lo visita. 

   En tercer lugar, este saber es impreciso y también es impreciso el lenguaje que se utiliza para referirse a él. Por ejemplo, Juan puede afirmar que la fruta es un buen alimento para el organismo pero no tiene necesidad de precisar que entiende por buen alimento ni que elementos abarca la denominación fruta. 

   En cuarto lugar, algunos de estos saberes están determinados por la sociedad en la que vivimos, es decir, valen para esta sociedad pero pueden no valer para otras sociedades. Por ejemplo, que el color negro es señal de duelo vale para algunas culturas pero no para todas. Incluso las fechas que utilizamos para ubicamos temporalmente valen para algunas culturas. En efecto si bien el calendario más usado universalmente es el gregoriano, existen otros calendarios, como el judío o el musulmán. También, algunos conocimientos difieren según los grupos o los individuos que integran una sociedad. 

   En quinto lugar, este conocimiento común es desordenado, pues se va construyendo al azar, es decir, lo vamos adquiriendo a medida que crecemos, que tenemos determinadas experiencias, que leemos algunas publicaciones, que escuchamos otras informaciones. Es un saber que se va formando de manera algo caótica. 

   En sexto lugar, es un conocimiento que no se interesa demasiado por las causas. Por ejemplo, Juan sabe que el café despabila pero no sabe bien por qué; o sabe que hay conflictos en Medio Oriente pero desconoce muchas de las causas de ese conflicto. 

   Algunos de los saberes que Juan posee provienen del conocimiento científico (por ejemplo que la tierra gira alrededor del sol o que la contaminación destruye la capa de ozono). Es que el conocimiento común se forma también con la información que nos brinda la ciencia. Por lo general, una teoría muy aceptada en ciencia pasa a formar parte del saber de una comunidad. 

   La caracterización anterior no pretende desvalorizar al conocimiento común. Por el contrario el conocimiento común es imprescindible para desenvolvernos en nuestra vida cotidiana: para llegar al colegio, para cuidar nuestra salud, para comunicarnos, para divertirnos. En definitiva, para vivir. Si tuviéramos que averiguar porque el café nos despabila antes de tomarlo, es probable que se nos enfriara o que no pudiéramos nunca disfrutar de un rico café. Si no confiáramos en la información que nos es dada por los adultos o por algunos medios de comunicación, todo debería ser comprobado cada vez por nosotros y eso podría tener consecuencias poco deseables: quemarnos por el fuego o exponer peligrosamente nuestra piel al sol o no salir con paragua cuando nos avisan que va a llover. Este saber común puede ser corregido y enriquecido por el conocimiento científico pero nunca podrá ser reemplazado. 



TEXTO N°4




El Conocimiento Cientifico





   Nos hemos referido al conocimiento común. Ahora bien, ¿Qué características son propias del conocimiento científico? ¿En qué se diferencia del conocimiento común? 

   Un conocimiento científico no es espontaneo, se logra a través del esfuerzo, el estudio, la disciplina y la investigación. El científico debe asumir una actitud crítica frente al mundo que lo rodea. Debe ejecutar la duda y no dejarse llevar por lo que le dicen o por lo que registra a primera vista. El científico sabe que lo obvio, a veces, es falso. El conocimiento científico es el producto de una investigación y esta investigación requiere un método, es decir, una serie de pasos, de procedimientos, para llegar al fin deseado. El método es como un recetario para el planeamiento de las observaciones, los experimentos, la interpretación de los resultados y el planteo de los problemas. 

   El conocimiento científico es explicativo. No se contenta con decir que algo es de determinada manera. Pretende saber por qué es de esa manera y no de otra. El saber científico busca explicar los fenómenos, no solo describirlos. Quiere saber por qué, cuándo, dónde, cómo. No se conforma con saber que el café despabila o excita, quiere entender por qué produce ese efecto en nosotros. 

   El conocimiento científico aspira a ser un saber objetivo. Pretende conocer el mundo tal como es y no como desearíamos que fuese o como aparenta ser. Para lograrlo, el científico debe esforzarse por dejar de lado sus intereses personales, sus deseos, sus creencias su ideología, sus sentimientos. Debe intentar guiarse por los hechos; es decir, debe descartar o revisar todo lo que no coincida con los hechos que observa. Es conocida la historia del científico Galileo Galilei. Cuando Galileo corroboro la teoría de Copérnico, según la cual la tierra gira alrededor del sol, la iglesia lo obligo a retractarse bajo amenaza de ser torturado. Galileo se retracto pero dijo “Y sin embargo se mueve”. Esta simple frase muestra que no hay retractación que haga que la tierra deje de girar alrededor del sol, pues la realidad es como es, aunque no queramos verla y nuestros deseos o ambiciones no pueden modificar el movimiento de los astros ni de ningún fenómeno de la naturaleza. ¿Quería Galileo que la tierra girara alrededor del sol? No lo sabemos. Tal vez él también se sentía decepcionado, como otros en su época, no por vivir en el centro del universo. Pero, en tanto científico, esa decepción carecía de toda importancia. 

   El conocimiento científico pretende que sus verdades valgan universalmente. Esta pretensión está estrechamente relacionada con la pretensión de objetividad. Si el saber que se logra a través de métodos científicos es objetivo, esto quiere decir que es un saber que no esta condicionado a factores sociales o históricos. Si es una verdad objetiva que la tierra gira alrededor del sol, entonces es una verdad universal, es una verdad que se ha descubierto y corroborado en un determinado contexto histórico y en un determinado contexto cultural, pero que, por ser verdad, trasciende ese tiempo histórico y ese lugar de origen. A partir de su confirmación, esta verdad vale para toda cultura y para todo tiempo. Y si en algún pueblo se sostiene la creencia contraria (que la tierra esta inmóvil y que el sol se mueve a su alrededor), esta creencia será considerada falsa, aunque se puedan entender las razones culturales de su sostenimiento. 

El conocimiento científico es sistemático. Además de metódico, el conocimiento científico es un saber organizado. Las teorías que la ciencia elabora son coherentes, es decir no contradictorias. La ciencia no admite la contradicción. Por eso, entre los enunciados de una teoría científica existe una relación de derivabilidad: unos enunciados se derivan de otros. La consistencia lógica (la ausencia de contradicción) es una condición indispensable de la comunicación científica. En efecto, el mensaje que fuera contradictorio carecería de sentido pues se anularía a si mismo. El conocimiento científico busca la mayor precisión posible. La ciencia trata de precisar aquello que el conocimiento común sabe de manera confusa. Para ello, busca formular sus problemas de manera clara e intenta precisar el sentido de los términos que utiliza. Así, el término “distancia” adquiere en física un sentido preciso. La ciencia define la mayoría de sus términos. Y esta precisión del lenguaje hace posible su comunicabilidad. La precisión del lenguaje científico tiene como fin principal el lograr que la comunicación sea inequívoca, es decir, que esa comunicación no dé lugar a equívocos. El ideal es que todos los científicos, al leer un trabajo de investigación o un informe de un colega, entiendan perfectamente lo que ese colega, quiso decir. El lenguaje científico que logra de manera perfecta ese objetivo es el lenguaje matemático. Pero no todas las ciencias pueden ser comunicadas a través de ese lenguaje. Existen ramas de la ciencia que no pueden “matematizarse”. Así por ejemplo, el estudio del comportamiento humano no puede reducirse a una serie de formulas matemáticas. Los fenómenos complejos y poco regulares no dan lugar a la utilización del lenguaje matemático. La astronomía en cambio, que estudia fenómenos en que se dan una gran regularidad (por ejemplo, el movimiento de los astros) si permite la utilización de las matemáticas. Por eso si bien la astronomía es una ciencia fáctica, es sumamente precisa.




TEXTO N°5




La Epistemologia: Una ciencia de la ciencia

   Supongamos que una persona llamada Ricardo quiere construir una casa cerca de un rio. Para ello, necesita primero tener información a cerca del comportamiento de dicho rio  pues le preocupa la posibilidad de construir su casa en una zona que pudiera inundarse. Consigue el asesoramiento de dos personas que dicen saber que puede pasar con el rio en el futuro: un ingeniero hidráulico y un adivino. El ingeniero ha estudiado el comportamiento del rio durante años, ha leído trabajos especializados sobre el tema, ha escrito sus propios informes de investigación y su sugerencia es que no se debe construir una casa en esa zona, pues son altas las probabilidades de una importante inundación en los próximos veinte años. El adivino, en cambio, asegura que no existe ningún peligro en construir la casa pues ha consultado su “bola de cristal” y en ella ha podido ver que no habrá inundaciones en los últimos treinta años. ¿En quién debe confiar más el señor Ricardo? En nuestras épocas, casi nadie dudaría en afirmar que Ricardo debe confiar en el consejo del ingeniero y “hacer oídos sordos” a lo que dice el adivino. ¿En que se basa esta confianza? Fundamentalmente, en que los métodos utilizados por el ingeniero para llegar a sus conclusiones, son racionales, mientras que el recurso d la “bola de cristal” no puede ser defendido con buenas razones. Sin embargo, esta respuesta es insuficiente. Dejando de lado el ejemplo brindado más arriba, se podría realizar una pregunta de alcance más general: ¿Por qué tenemos que creer en aquello que afirman los científicos? ¿Por qué debemos creer, por ejemplo, en el principio de inercia? ¿O en la ley de gravedad? ¿Por qué debemos creer en el universo curvo? Y si hay más de una teoría científica, referida una misma cuestión ¿Cuáles son los criterios para definir que una teoría es mejor que otra?
   Estas preguntas, entre otras son las que se formulan los epistemólogos.   Así como existen historiadores de la ciencia que se dedican a comprender el pasado y la evolución de las disciplinas científicas, también existen investigadores que se preocupan por comprender como funciona la ciencia, cuales son los criterios para determinar que una teoría es científica, por qué la ciencia es el método mas adecuado para conocer nuestro mundo, por qué el método científico o los métodos científicos son los dignos de confianza, como se logra – si es que se logra – alcanzar un saber objetivo. O, en palabras del filósofo y matemático ingles Bertrand Russell, “¿Cómo es que los seres humanos, cuyos contactos con el mundo son breves, personales y limitados, logran, sin embargo conocer, tanto como conocen?”. Estas preguntas son propias de la epistemología, que puede ser definida como la ciencia que se dedica al estudio de las condiciones de producción y de las condiciones de validación del conocimiento científico. La producción del conocimiento tiene que ver con el modo en que surge ese conocimiento. Desde esta perspectiva, es pertinente tener en cuenta los factores sociales, económicos, políticos, ideológicos, e incluso psicológicos, que intervienen en el proceso de elaboración de las teorías científicas. La validación del conocimiento, en cambio, tiene que ver con su justificación. Desde esta perspectiva, interesan los métodos empleados, la coherencia de las teorías, los requisitos que las pruebas deben cumplir para ser tomadas en cuenta.




Contextos de descubrimiento, justificación y aplicación



   EI estudio de la ciencia puede abordar­se desde tres perspectivas diferentes aunque complementarias. A estas perspectivas se las ha llamado “contextos” y dan lugar a diferentes preguntas acerca del conocimiento científico.

1. Contexto de descubrimiento. ¿Cómo surgió una determinada teoría (por ejemplo, la teoría de la evolución de las especies)? ¿Quien la elaboró por primera vez? ¿En qué contexto histórico se dio a conocer esa teoría? ¿Podría haber sido aceptada en otro contexto histórico? ¿Podría haber sido elaborada en otra época o en otra cultura? ¿Qué condiciones extra – científicas tienen que darse para que un descubrimiento científico tenga lugar? ¿Cómo influyen los factores políticos, económicos y sociales en el desarrollo del conocimiento científico? ¿Cómo llegan los científicos a sus conjeturas y a sus descubrimientos? En su libro “Filosofía de la ciencia natural, el epistemólogo Carl Hempel da el siguiente ejemplo: "EI químico Kekulé nos cuenta que durante mucho tiempo intento sin éxito hallar una fórmula de la es­tructura de la molécula de benceno hasta que, una tarde de 1865, encontró una solución a su problema mientras dormitaba frente a la chimenea. Contemplando las llamas, le pareció ver átomos que danzaban serpenteando. De repente, una de las serpientes se asió de la cola y formo un anillo, y luego giro burlonamente an­te él. KekuIé se despertó de golpe: se le había ocurrido la idea -ahora famosa y familiar- de representar la estructura molecular del bence­no mediante un anillo hexagonal. EI resto de la noche la paso extrayendo las consecuencias de esta hipótesis". Aquí puede verse la forma en que un determinado científico llego a un des­cubrimiento de importancia. Por supuesto, la ocurrencia de KekuIé no fue casual. EI venía realizando investigaciones sobre el tema, planteándose preguntas. La visión de las llamas sir­vió para hacer surgir una posible respuesta.

2. Contexto de justificación. ¿Es cier­to lo que afirma una teoría? ¿Como sabemos que esa teoría merece nuestro crédito? ¿Por qué consideramos que esa teoría es científica? ¿Cómo se justifican las teorías científicas? Que una teoría es científica, ¿implica que es verdadera? ¿Se puede confirmar plenamente una teoría? ¿Todas las ciencias si­guen un mismo método o existen diferentes métodos para cada disciplina? ¿Se pueden elaborar teorías objetivas acerca del mundo que nos rodea? ¿De qué modo se puede deci­dir, frente a dos teorías rivales, cuál de ellas es la mejor? ¿Cómo adverti­mos cuando estamos en pre­sencia de una verdad? ¿Cómo se contrastan las teorías?  ¿Cómo se las refuta? Desde esta perspectiva, no importa tanto quien realizó un deter­minado descubrimiento ni en qué contexto sucedió. Lo que importa  es determinar de qué modo una teoría es corroborada, porque razón los demás científicos la avalan y le dan apoyo y porque dicha teoría sigue en pie. Por  ejemplo, el modo en que Kekulé descubrió la forma de la molécula de benceno no explica por qué  ese descubrimiento ha significado una importante contribución al desarrollo de la química.

3. Contexto de aplicación. ¿Qué apli­caciones tiene o puede llegar a tener un deter­minado descubrimiento? ¿Para qué se usa una determinada técnica? ¿Cuál es el servicio que la ciencia puede brindar a la humanidad? ¿Qué relaciones se pueden establecer entre la ciencia y la sociedad? ¿Qué problemas éticos han surgido a partir de la aplicación de deter­minados adelantos científicos? ¿Se debe limi­tar el progreso de la ciencia?  ¿Qué beneficios y que perjuicios ocasionan a la humanidad los adelantos científicos y tecnológicos? Con res­pecto a la genética, por ejemplo, lo  que im­porta desde esta perspectiva es ver  cuáles son sus posibles aplicaciones, los beneficios y riesgos de las mismas: la posibilidad de detectar enfermedades genéticas y tratarlas a tiempo, la posibilidad de manipular genes pa­ra lograr que un animal de más leche o más carne, los riesgos de la manipulación genética en los humanos, los dilemas éticos que plantea dicha manipulación. 



TEXTO N°6


La Clasificación de las Ciencias


    “Clasificar” significa agrupar objetos o ideas de acuerdo con las características que tengan en común. De todas ellas, la que resulta más importante es la que se toma como criterio de clasificación.
   Los filósofos griegos catalogaban las ciencias según su finalidad: Las ciencias teóricas: Física, Metafísica, Matemáticas, que buscaban el conocer sin ningún propósito utilitario Las ciencias poéticas: Retórica, Poética, Dialéctica, que procuran conocer con el fin de crear. Las ciencias prácticas: Moral, Economía, Política, que intentan conocer con el fin de actuar sobre la realidad.


   Las ciencias se han clasificado de diversas maneras siguiendo diferentes criterios, pero ninguna clasificación agota las posibilidades de nuevos agrupamientos, y por lo tanto resultan arbitrarias.

   Según el método, se las clasifico en inductivas y deductivas; según el ámbito de la realidad al que se refieren, se las dividió en ciencias de la naturaleza y ciencias del espíritu.
   La clasificación más difundida en la actualidad es la que tiene en cuenta el tipo de enunciados, el objeto de estudio y el método. De acuerdo con ellos, se las separa en ciencias formales y fácticas.

   Las ciencias formales son la Lógica y la Matemática. Están compuestas por enunciados analíticos, cuya verdad o falsedad se determina por medios lógicos. No se refieren a hechos sino a objetos ideales como los números, las figuras y las relaciones lógicas entre enunciados. Estos están formados por símbolos carentes de contenidos, por ejemplo: “2 + 2 = 4” expresa una relación que puede aplicarse tanto a manzanas como a caramelos o células. El método que utiliza para poner a prueba sus enunciados es la demostración mediante leyes y reglas lógicas; es lo que hacemos en matemáticas cuando demostramos un teorema.

  Las verdades a las que se llegan son verdades formales y relativas al sistema en que se dan. Por ejemplo: “31 + 1 = 32” es una verdad valida para el sistema decimal; en cambio, “31 + 1 = 1” es valido para es valido para el sistema en el que agregamos un día al cambiar el mes.

   Los enunciados de las ciencias formales, por ser de formas vacías, pueden interpretarse con diversos contenidos, lo que permite aplicarlos a los hechos y contribuir a la formación de teorías explicativas de la realidad.  De ahí su carácter instrumental o auxiliar de las ciencias fácticas; no se puede trabajar en Química ni en Biología ni en Economía sin tener noticias de Lógica o Matemática.

   Las ciencias fácticas o ciencias de hecho están formadas por enunciados sintéticos: informan acerca de la realidad. Son contingentes porque su verdad o falsedad se determina por la confrontación con la experiencia.  El método para ponerlos a prueba es el de la observación y la experimentación. Los resultados a los que llegan son provisorios porque nuevos fenómenos pueden hacerlos falsos.

   Las ciencias fácticas se dividen a su vez en ciencias de la naturaleza y ciencias sociales. Ciencias naturales: estudian los fenómenos naturales. Esta subdivisión abarca la física (mecánica, óptica, etc.), la química, la biología en su estudio del hombre (anatomía y fisiología).Ciencias sociales: es sabido que, además, los humanos poseemos cualidades mas allá de lo biológico-físico, esas cualidades pueden ser: vida en sociedad, comunicación, tener historia, poseer trabajo, etc. Estas ciencias serian la Sociología, la Historia, la Política, la Psicología, la Lingüística, la Economía, etc.


 Tomemos  como guía de esta clasificación el siguiente cuadro:

CIENCIAS NATURALES
CIENCIAS SOCIALES
Física
Historia
Química
Geografía
Biología
Sociología
Geología
Economía
Paleontología
Lingüística

Psicología?




TEXTO N°7


Los Cambios del Siglo XX  
  
   Los cambios que tienen lugar en el siglo XX ocurren con tal celeridad que parece que con cada década inauguramos un siglo. Y sin tal cosa es cierta, entonces ¡cien años del  siglo XX equivalen a mil años de la edad media! Por ejemplo, los grandes cambios teóricos. Einstein formula en 1905 la teoría de la relatividad; como también los innumerables cambios prácticos: en 1901 Marconi emite ondas de radio desde Inglaterra y son recibidas en Terranova, al otro extremo del Atlántico; en 1903 los hermanos Wright realizan el primer vuelo en avión; en 1909 aparecen los primeros antibióticos; en 1910 Ford inicia la fabricación en serie de un automóvil; en 1911 Rutherford demuestra que el átomo es casi hueco y que casi toda su masa se concentra en el núcleo; en 1927 Friedman propone la teoría del huevo cósmico que hoy se conoce como el Big Bang, en 1931 se inaugura el primer emisor para TV electrónica en el Empire State Building de Nueva York; en 1939 Levine descubre el factor Rh de la sangre; en 1944 se construye en la universidad de Harvard un ordenador que funciona con fichas perforadas; en 1957 la URSS lanza el primer satélite artificial de la historia, el Sputnik; en 1967 se producen los primeros ensayos de clonación de células animales en EE.UU., y así sucesivamente.
   Los grandes cambios políticos que tanta repercusión tienen en las personas y en las civilizaciones, a saber, los dos grandes traumas del siglo XX: la Primera Guerra Mundial y muy poco tiempo después la Segunda Guerra Mundial, con el lanzamiento en 1945 de las dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki.  España, mientras tanto, también derramaba su propia sangre fratricidamente en la Guerra civil de 1936-1939, después de la cual se instauró la larguísima dictadura del general Franco. Por si fuera poca movilidad, en el 1917 se originó la revolución rusa marxista-leninista; después del asalto al Palacio de Invierno de Petrogrado y la toma del poder de los bolcheviques, comenzaba la era comunista que terminaría en el 1989 con la caída del muro de Berlín que había sido alzado en 1961, teniendo lugar entonces la apertura de un nuevo mapa de Europa y el surgimiento de una nueva dinámica política, con sus consiguientes problemas y consecuencias a nivel mundial.
   Sin embargo, el frente socialista o comunista, aunque haya caído en Rusia sigue abierto en otras partes del mundo: Mao Zedong proclamó la República Popular China en 1949; Fidel Castro inauguró el régimen comunista en Cuba; el movimiento sandinista alcanzó el poder en Nicaragua; el 1994 se sublevó en Chiapas el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional.